La presencia argentina en la Antártida empieza en la segunda
década del siglo XIX, cuando los foqueros criollos, en barcos partidos desde el
puerto de Buenos Aires navegaban a las islas Shetland del Sur para cazar focas
y
lobos de dos pelos. Los foqueros se
dirigían a la zona por el valor del aceite que se obtenía de estos
animales, muy apreciado por su uso en la iluminación de la época. Estos navegantes mantenían el secreto sobre el lugar
por lo que el
descubrimiento de esas tierras demoró mucho tiempo en conocerse e incluso le
fue adjudicado a navegantes de otros países. Juan Pedro Aguirre gestionó -y le fue
otorgado- ante el Consulado de Buenos Aires un permiso para “el establecimiento
de la pesca de lobos marinos en alguna de las islas que en la altura del
polo Sur de este continente se hallan inhabitadas…”, las islas mencionadas
eran las Shetland del Sur. Es muy probable también que la actividad foquera desarrollada
por el buque San Juan Nepomuceno, entre 1817 y 1820 lo haya conducido
hacia la Antártida. Sin embargo, los descubrimientos han quedado
sin registrar por el interés ya mencionado de mantener el secreto debido
la dura competencia que existía entre los diversos barcos y compañías
dedicados a la actividad en los mares australes. Entre otros viajes a
principios del siglo XIX es necesario destacar el encabezado por el
almirante Guillermo Brown, quien en 1815 con bandera del Río de la Plata,
inició un viaje de corso contra posesiones españolas en el Océano Pacífico.
Al alcanzar los 65º de latitud, hizo mención a la presencia de signos
indicativos de la cercanía de tierra firme. Otro caso es el del buque San
Telmo, que en 1819 debió afrontar una gran tormenta en el cabo de Hornos
por lo que fue arrastrado hacia el sureste.
En
1904 el Presidente Julio Argentino Roca dicta el decreto que establece el
Observatorio Meteorológico Antártico Argentino. Así Argentina inicia su presencia soberana en
la Antártida. El establecimiento se instala en construcciones
compradas a particulares ingleses por gestiones del Perito Moreno, que era agregado a la Embajada
argentina en Londres. El 22 de febrero de ese mismo año se inicia
la ocupación formal y permanente del territorio con el izamiento del pabellón nacional
en la isla Laurie, perteneciente al archipiélago de las Orcadas del Sur. Este
hecho implica que la presencia argentina en la Antártida tiene más de un siglo, siendo los
únicos allí durante varias décadas en las que se desarrolló un trabajo
sostenido y extenso. La base en Orcadas es reconocida en el ámbito
internacional como el primer establecimiento permanente y único al sur de los 60º
S, a lo que se suman continuos actos de gobierno y administrativos (por ejemplo, se instaló la primera oficina de correos en ese
continente), carácter que sobrellevó hasta bien entrada la década del ’40. Este
hecho constituye un importantísimo aval para los títulos de soberanía de la
República Argentina en la región. El segundo ocupante del continente blanco fue
el Reino Unido, quien lo llevó a cabo recién a comienzos de la Segunda Guerra
Mundial.
A raíz del acontecimiento
mencionado, se estableció la fecha del 22 de febrero como Día de la
Antártida, formalizado mediante la Ley 20.827, sancionada en 1974.
Fuentes:
http://www.dna.gob.ar/la-ant%C3%A1rtida